Las ciudades literarias Lisboa, Tánger, Trieste y otras ciudades literarias
Una idea de Fernando Castillo pintada por:
Illán Argüello, Damián Flores, Alberto Gálvez, Concha Gómez Acebo, Álvar Haro, Javier F. Lizán, Antonio Mateos, Joaquín Millán, Pelayo Ortega, Chema Peralta y Antonio Rojas
Hay que comenzar señalando que esta exposición representa un ejemplo más de la coincidencia y de la colaboración entre la literatura y el arte gracias a un asunto que por
sus características es capaz de reunir ambas actividades debido a un interés común.
Pero también es el resultado de la mirada de una serie de artistas a unas ciudades seleccionadas dentro de un proyecto que pretende dar una visión tan individual como
colectiva, es decir, panorámica, de un conjunto de urbes que tiene características literarias, históricas y geográficas comunes que resumen la historia del siglo XX. Para la
representación de cada una de las ciudades elegidas –que tienen tanto un especial protagonismo histórico y cultural como un destacable carácter literario, y un carácter
marítimo común– se ha dado un giro a la idea del triestino Claudio Magris, según la cual las ciudades son madres e hijas de los escritores.
Ahora, en esta exposición que se presenta en el Centro Sefarad Israel, Lisboa, Tánger, Trieste y otras ciudades literarias es a los artistas y a la pintura a quienes corresponde representar estas urbes y establecer su relación con ellas.
Son todas ellas puerto franco –todas miran al mar–, pues a ellas se llega desde todas partes y desde ellas se parte hacia cualquier destino.
Son ciudades abiertas, internacionales, cosmopolitas, neutrales, territorios de acogida en momentos de guerra; son el centro de todos los tráficos y de todos los negocios, nido de espías y desencantados pero también santuario para los refugiados a los que ha movido la historia durante siglos.
Son las ciudades literarias que comparten la definición que hizo Ángel Vázquez de su Tánger natal en su magnífica y memorialística novela La vida perra de
Juanita Narboni, cuando decía que la ciudad era “tierra de nadie y tierra de todos”. Es decir, un lugar de llegada y partida aunque entre un momento y otro a veces transcurra una vida o se pierda en el intento.
Para llevar a cabo este proyecto, que de nuevo aproxima el arte y la literatura, se han propuesto una serie de ciudades que han pintado un conjunto de artistas como
Chema Peralta, quien se ha centrado en un Shangai, tintinesco y deco, al que llegó el Comte Verde con su carga de refugiados desembarcados en el Bund cuando ya estaban
los japoneses; Illán Argüello que ha escogido el misterioso Estambul de Ara Güller que mira a todas las orillas convertido en ciudad de espías; Álvar Haro, quien se ha inclinado por Trieste, fronterizo y literario, azotado por el bora y origen de la guerra fría; Javier F. Lizán, que ha preferido el Argel canalla de la kasbah y Pepe Le Moko, como Antonio Rojas, ha hecho lo propio con Tánger, centro de todos los extraviados y fugitivos de parte del siglo; Damián Flores con Tel Aviv, ciudad nueva, refugio de arquitectos judíos que hicieron de ella un kibbutz racionalista; Alberto Gálvez con el Napoles, entre neorrealista y malapartiano que también contó Norman Lewis, y Pelayo Ortega, con una Lisboa de Pessoa, Alamada Negreiros y refugiados de toda Europa que aguardan al Yankee Clipper.
Junto a ellos están otras ciudades como la Marsella de Varian Fry y los paquebotes hacia la libertad; Alejandría, equidistante de todo gracias a Marinetti, Lee Miller y el grupo grupo Art el Liberté , tan británica, griega, italiana y turca como internacional, y el Beirut rico, cosmopolita e inquietante de la posguerra que conoció César González Ruano.
De ellas se ocupan Joaquín Millán, Concha Gómez Acebo y Antonio Mateos, respectivamente.
A modo de interés compartido y como expresión del proyecto común, cada uno ha dedicado una obra a Lisboa, convertida de esta forma en ciudad de referencia, lo que les reúne y sirve de punto de partida del itinerario y de la cartografía que forman estas ciudades literarias que, a modo de elipse, lleva de un continente a otro y
acaba en el lejano Mar de la China.
Un recorrido que muestra el carácter y la historia que en cierto modo comparten estas urbes, a las que el mar otorga su personalidad.
Gracias al carácter plural de las obras y a la variedad de artistas convocados, la exposición de las ciudades literarias se puede ver a un mismo tiempo como una exposición colectiva dedicada a Lisboa, como una suma de muestras individuales de once pintores dedicadas a otras tantas urbes o, lo que es en realidad su función principal, una visión conjunta por parte de varios artistas de una serie de ciudades esenciales en el siglo XX que tienen rasgos tan comunes como distintos del resto de las metrópolis, un hecho que aproxima sus trabajos y les dota de un discurso común. Son todos ellos artistas de una compartida vocación figurativa, aunque de estilo e inspiración diferentes, que tienen además de una inclinación literaria que se refleja en sus obras, un interés por el cine, por la fotografía, la arquitectura o el cómic, que es paralelo y a veces complementario, a su trabajo.
Es una poética compartida e inseparable de su pintura y del universo creador en que se mueven, lo que les hace receptivos a proyectos en los que se combinan estas actividades.
El itinerario pictórico que establecen las obras realizadas por los artistas reunidos es tan novedoso y complementario como encontrado.
Está formado por una suma de visiones individuales de un grupo de ciudades cuyo elemento común lo han puesto la historia y la literatura de este siglo, llevadas a cabo partir de un imaginario, de una poética y de un lenguaje diferente y de unos recursos plásticos distintos.
Figuración, si, la de todos ellos, pero de expresiones muy distintas.
Está el neopop de Pelayo Ortega, en un cruce de Hergé, Dufy, Torres García y Nicanor Piñole; la figuración canejiana y algo
oriental a fuer de lírica y sencilla, casi de línea clara, de Chema Peralta; la metafísica mágica de Illán Arguello, que aúna lo más clásico de las corrientes figurativas fantásticas del siglo XX con una evidente renovación; la figuración viajera y lírica, a veces algo pintura fruta boresiana, a veces hooperiana, de Concha Gomez Acebo; está también la figuración entre fantástica, surrealizante y no poco literaria, por narrativa, de Álvar Haro, unos rasgos que con registros diferentes, en su caso cercanos a Max Ernst, comparte la obra de Javier F. Lizán.
Un universo del que, con el lenguaje que brota del cruce de geometría, metafísica maravillosa y forma, también participa Antonio Rojas, siempre incluyendo sus
guiños marinos.
Luego está la figuración literaria, de atmósfera metafísica y formalidad arquitectónica –Hopper, Sironi y De Chirico– del muy literario Damián Flores, que
también comparte Alberto Gálvez, en quien hay cierto carácter escultórico –de nuevo Sironi sin chimeneas– y una atmósfera italianizante, como de un Valori Plastici de
clasiscismo atemperado y pincelada morandiana.
Por fin, la pintura geográfica y urbana, plena de arquitecturas con aires romanos, muy linea Cinquecento, de Joaquin Millán, y
de Antonio Mateos, una figuración la de este último entre Albert Marquet y también Hopper actualizados, con aires de escuela madrileña, quien construye una ciudad
propia.
Son todos ellos artistas que tienen además de una marcada inclinación literaria que se refleja en sus obras, un interés por el cine, por la fotografía, la arquitectura o el
cómic que es paralelo y a veces complementario a su trabajo.
Es una poética compartida e inseparable de su pintura y del universo creador en que se mueven, lo que les hace receptivos a proyectos en los que se combinan estas actividades.
Los mismos en los que han participado con anterioridad en diferentes exposiciones individuales y colectivas realizadas en distintas galerías e instituciones que hemos tenido la suerte de compartir.
Fernando Castillo
Las ciudades literarias
CENTRO SEFARAD-ISRAEL
Palacio de Cañete. Calle Mayor, 69. 28013 Madrid
INAUGURACIÓN: JUEVES, 3 DE MAYO, 19h
3 de mayo de 2018- 30 de agosto de 2018
Lunes a Jueves: 10.30-14.30 y 15.30-20.00 Viernes: 10.30-14.30
La exposición ” Las ciudades literarias” estará expuesta en el Palacio de Cañete, aquí os dejamos un plano.
El próximo día 3 de Mayo inauguramos en la Casa Sefarad de Madrid, calle Mayor 69, a las 19h una exposición colectiva llamada ” Las ciudades literarias”.
Nos encantará veros por allí.
Estos son los cuadros que presento para la exposición.
Más exposiciones de Damián flores en este enlace.
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